Los modales a la mesa en el mundo

As que te encanta comer. Lo entendemos. A nosotros tambin! Pero qu es una comida sin una buena compaa para compartirla y unos inesperados modales a la mesa que no sabamos que tenamos que cumplir? Est bien! Hoy vamos a descubrir los modales a la mesa en todo el mundo, cmo ser respetuosos en diferentes

¿Cambian los modales a la mesa en los diferentes países?

Así que te encanta comer. Lo entendemos. ¡A nosotros también!

Pero ¿qué es una comida sin una buena compañía para compartirla y unos inesperados modales a la mesa que no sabíamos que teníamos que cumplir? ¡Está bien! Hoy vamos a descubrir los modales a la mesa en todo el mundo, cómo ser respetuosos en diferentes momentos de la comida y lo que nos une a todos cuando comemos en presencia de otros.

¡Abróchense los cinturones, despegamos!

Desear a los demás una buena comida

Si hay algo que compartimos en varias culturas de todo el mundo, es que nos gusta empezar una comida con buenos deseos para los demás. Curiosamente, en Europa las expresiones no cambian demasiado de un país a otro. En Portugal, puedes decir «Bom apetite». En alemán, «Guten Appetit». También se puede utilizar «Bon appétit», «Buon appetito», «Gero apetito» y «Buen provecho» en francés, italiano, lituano y español, respectivamente. Por supuesto, cuanto más lejos te vayas de Europa, ¡más cambiará la expresión!

¿Empiezas sin esperar a los demás?

¿Hay alguna cultura en la que puedas empezar a comer antes de que se sirva a los demás? ¿Empezarías tu comida antes de que todos se sentaran a la mesa? Es posible que te sorprenda saber que en Alemania, empezar incluso tu bebida sin los demás puede ser visto como una falta de respeto. Esta norma a la mesa es común en todo el mundo: se considera de mala educación que los invitados no esperen a que se sirva al anfitrión o a la persona de mayor edad de la mesa y a que empiece a comer, especialmente en países como Corea, China e India.

Comer con las manos

En Etiopía, el sudeste asiático (Malasia, Indonesia, Sri Lanka e India) y Oriente Medio, usar la mano derecha para coger la comida directamente no solo es común, sino importante. La mano izquierda se asocia a menudo con la higiene en el WC, por lo que es mejor evitar usarla para comer. Asegúrate de usar solo las yemas de los dedos para agarrar los alimentos y llevarlos a la boca, en lugar de toda la mano. ¿Estás comiendo burritos y tacos en México? Usa tus manos. ¡Nadie usa un tenedor y un cuchillo para estos deliciosos platos! Aquí tienes una guía práctica para usar las manos para comer en todo el mundo.

¿Eructar o no eructar?

En India, Turquía, la mayor parte de Oriente Medio y China, el eructo es aceptable e incluso la prueba de que has disfrutado de tu comida. En Europa se considera extremadamente grosero, al igual que chuparse los dedos, hacer demasiado ruido con los cubiertos o sorber (¡en Japón, sorber los fideos quiere decir que te encantan!). Por otra parte, es preferible que evites sonarte la nariz a la mesa en Corea del Sur. Se considera muy desagradable, mientras que es algo relativamente normal en Europa, si lo haces con discreción.

La increíble ciencia de los palillos

Los palillos, una de las herramientas más incomprendidas entre europeos y estadounidenses, tienen su propia etiqueta. En primer lugar, no se utilizan en toda Asia (en Tailandia, por ejemplo, no se utilizan palillos: la cuchara es el cubierto más empleado). En segundo lugar, la posición de los palillos y la forma en que los manejas pueden provocar el éxito o el fracaso de tu comida. En China y en Japón, asegúrate de no colocar los palillos en el plato o encima de la comida, sino al lado. Nunca apuntes a nadie con tus palillos ni juegues con ellos (tamborilear, separarlos, etc.). Y lo más importante: nunca dejes los palillos clavados verticalmente en la comida ni pases comida a alguien con tus palillos. Ambos gestos evocan ritos funerarios en China.

El drama de la sal y la pimienta

La sal y la pimienta son imprescindibles en la mayoría de las mesas europeas, pero en muchos países no deben emplearse antes de haber probado la comida. Un poco más lejos, en Egipto, añadir sal a la comida se considera un insulto al chef, pues no lo crees capaz de haber cocinado bien el plato y sientes la necesidad de cambiar su sabor.

Dejar comida en el plato: ¿sí o rotundamente no?

Si te has criado en Estados Unidos o Europa, es posible que hayas oído que es de mala educación dejar comida en el plato. Se considera irrespetuoso hacia el anfitrión, pero también con las personas que pasan hambre en el mundo y que darían cualquier cosa por tener acceso a tus alimentos. En China, sin embargo, dejar un poco de comida en el plato puede ser una buena idea para demostrar al anfitrión que te ha servido una ración generosa.

No salgas corriendo

¡En todo el mundo se comparte esta norma! Dejar la mesa justo al acabar de comer es percibido como un acto maleducado y grosero, casi como si estuvieras aburrido o demasiado ocupado para pasar tiempo con los comensales. Tanto si debes esperar a que el anfitrión abandone la mesa como si disfrutas de un agradable rato de sobremesa en España, relájate, ¡no corras!

¿Quién paga por qué?

Uno de los asuntos menos claros cuando comes con alguien es quién paga la cuenta. En el sur de Europa, a menos que te sientas increíblemente cómodo con tu invitado (tu mejor amigo, un miembro de la familia), se espera que decidan sobre quién va a pagar y que insistas en hacerlo. Si invitas tú a comer fuera, se supone que eres el encargado de pagar. En Alemania y los Países Bajos, sin embargo, es habitual que cada uno pague su comida, incluso si es la primera vez que se reúnen o se trata de una simple visita.

¿Y tú?

¿Estabas familiarizado con estas reglas? ¿Cuáles son los modales en la mesa más sorprendentes que te has encontrado? ¡Comparte tu experiencia con nosotros!

Maria Inês Teixeira

Maria Inês trabaja como profesora de idiomas y bloguera desde hace dos años. Nacida y criada en Portugal, se lincenció en Bellas Artes y Gestión Cultural. Después de pasar un verano en Polonia, de vivir en Turquía durante dos años como estudiante de intercambio y de chapurrear en más de cinco idiomas, finalmente decidió hacer caso a la pasión que había sentido desde pequeña y decidió cambió su vida. Rápidamente, sustituyó los silenciosos museos y las galerías de lujo por las aulas abarrotadas, los ejercicios de pronunciación, un deseo incontrolable por los libros de idiomas y unos cuantos textos. Cuando no está enseñando, aprendiendo idiomas o escribiendo sobre ellos, puedes encontrarla de "brunch", hablando durante horas con una buena taza de té en mano, jugando a videojuegos, haciendo collages o cantando en sus idiomas favoritos.

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